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Channel: Lucia la de Flor
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CÓMO AMANECÍ. Compartiendo mis apuntes.

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Todos somos alumnos de la vida 
y a una tal Lucía la de Flor 
siempre le ha gustado compartir sus apuntes...




Nacemos puros, nos envolvemos en nuestra familia y aprendemos de nuestra escuela y ¡PUM! Somos hijos del sistema. Aprendemos a fingir, a contestar por inercia un “bien, gracias” y ¡PUM! Nos desconectamos de nuestro “serts”.

¿Qué tenemos qué hacer para poder ser? En eso amanecí pensando.  A veces son tantos roles los que tomo en el día que llegando a casa no sé quién es la que se duerme: Lo que esperan los demás de mi, lo que espera el niño que me gusta que me guste, lo que mis papás necesitan para estar orgullosos de mí… ¡Es tanta carga!

Con el peso de la sociedad acuestas es difícil que alguien pueda recuperar un poco de su pureza. Y, dentro de todo este embrollo estoy segura que, irónicamente ahí radica la clave del éxito. La pureza de nuestra esencia es perfecta.

“Quería ser diseñadora pero estudié comercio” Escucho eso tantas veces. “¿Eres feliz?” pregunto y la respuesta no la compro, no lo creo del todo. “Algo me falta” casi siempre contestan todos.

Yo he descubierto que “eso que nos falta” para ser felices está adentro de nosotros pero nos cuesta trabajo echarlo a andar para que exista. Y mi conclusión del día es que necesitamos electroshock para revivir lo  que nació para existir, lo que es nuestro. 

Nadie va a luchar por ti mas que tú, llega un punto en el que por más que nuestros papás nos dieron la vida ni ellos pueden hacernos existir. 

¿Quién soy? ¿Qué me gusta? Y el problema es que casi nunca interiorizamos porque tememos encontrarnos con cosas feas, traumas, cicatrices o peor aún, heridas. Y cada que veo un caso así o yo misma soy un caso así, me siento como esos niños chiquitos que se tapan los ojos y los adultos tenemos que hacerle: "¿A dónde se fue Dominique?""¿Alguien la ve?" y entonces la niña se destapa los ojos y todos tenemos que hacerle "¡Aquí estáaaa!" 

Igual son las heridas, es irónico que por no quererlas ver no existan.

Y aún así tratamos de permanecer en la frecuencia del sistema porque ahí no trabajas el tema de la interiorización y ahí no duele. No, no quiero eso para ti, no quiero eso para mí. Me he fijado que muchas personas pasan la vida sin existir y es como un suicidio emocional aniquilar lo que eres cada hora porque sin tener que estar muerto lo estás. ¡No quiero eso para nadie!

Por otro lado, las personas a las que admiro: escritores, terapeutas que han estado en mi vida y “gurús” del alma... todos, todos han coincidido en que pagar el precio para ser tú es algo sumamente complicado pero el único camino para la plenitud. No se puede existir si te anulas día con día.

Pero para hablar de ti y para decir quién eres o expresarlo, necesitas saberlo. Y eso implica el viajecito interior ese que todo mundo nos evitamos.

Pero ¿No estás cansado ya de estar buscando un pilar o un sostén o seguridad por el mundo cuando habita dentro de ti? ¿No has pensado que todo ese amor que estás buscando no te haría falta si te conocieras? ¿No quieres una relación sana y no co-dependiente? Todo eso radica de hacer válida tu persona y descubrir que naciste para ser amado sí, pero también para amar.

La diferencia entre buscar que te amen o buscar amar también se descubre ahí. En ese período fastidioso de interiorización pero no podemos perder más tiempo…

Así que amanecí pensando en que todo comienza con el poder de la decisión. De llamarle al terapeuta que te decía tu tía y te daban ansias, de levantarte a hacer ejercicio todos los días, de meditar, de llorar algo que no has llorado, de terminar con tus lazos afectivos nocivos, de buscar el bienestar para que en un ambiente sano puedas conocerte…

Eso implica soledad y si de entrada a algunos les da miedo está más complicado. Pero al menos yo, nunca me he basado en que algo esté difícil o fácil para hacerlo, sino en lo mucho que lo amo.


Si te hace click lo que digo y amaneciste igual o parecido, te mando un abrazo, si no te mando dos.  Y sé que no soy ni pretendo ser un ejemplo de nada, hablo de lo que vivo, de lo que yo también busco, de a donde quiero ir, de lo que me hace querer vivir, de lo que me duele, de lo que aprendo, de lo que quiero aprender, de lo que escucho, de lo que leí… al final de cuentas, todos somos alumnos de la vida y a una tal Lucía la de Flor siempre le ha gustado compartir sus apuntes...


Los quiero.
@lucialadeflor

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